Violencia y efectos psicosociales: el estudio


Por Mauricio Meschoulam publicado en El Universal 11 marzo 2012

Estamos psicológicamente afectados por el entorno de violencia que vivimos. No necesitamos un estudio para saberlo. Sin embargo, diagnosticar un padecimiento social siempre es un primer paso para presentar potenciales soluciones. La prevalencia de estrés post-traumático ha sido medida en México muchas veces, pero hoy nos encontramos ante un entorno dramáticamente distinto. No se trata sólo de homicidios; se trata de cuerpos descuartizados, colgados, y arrojados en vías públicas, videos que corren por You-Tube, mantas, granadas, extorsión, secuestros, balaceras, ataques a periodistas e instalaciones. Medir el impacto que esto tiene en nuestra mente colectiva resulta fundamental.

Esta es únicamente la primera fase de una investigación de varias etapas. El equipo está dirigido por el Dr. José Calderón, médico psiquiatra de Nueva Orleans, especialista en estrés y trauma. Colabora Liora Schneider, psicóloga. Mi participación es en temas de políticas públicas, terrorismo y paz. En esta fase del estudio empleamos cuestionarios validados internacionalmente, aunque no en México, con el objeto exclusivo de detectar indicios que pueden apuntar hacia un crecimiento de prevalencia de estrés post-traumático relacionado con la violencia. Para ello, subimos el cuestionario a Internet, lo que implica que la muestra no es representativa y los resultados no son concluyentes. Todo apunta, sin embargo, a que nuestras hipótesis podrán ser verificadas en una siguiente etapa, ya con una muestra probabilística estratificada y un cuestionario validado localmente.

De nuestros 333 participantes, 273 completaron las preguntas. Para el análisis estadístico utilizamos la prueba T de distribución y las correlaciones de Spearman Rho y Point biseriadas. Las respuestas provienen de muy diversos estados de la república. El 31.9% de participantes tiene entre 25 y 31 años; 56% son mujeres, 40% son casados y 87% tiene estudios de licenciatura o superior, por lo que nuestros resultados pueden estar desviados.

Con todo, el 51% reporta que la violencia afecta su vida laboral, el 72% indica que la violencia afecta su vida social y 58% percibe que la violencia afecta su vida familiar. El 42% dijo que la violencia ha impactado su estatus económico; 60.1% percibe que la violencia ha afectado su salud mental. Del 25% que acudió al médico en el último mes, 98% percibe que la razón de su enfermedad se encuentra relacionada con el estrés.

Entre los síntomas más comunes asociados al estrés por exposición a violencia, 31%  reporta angustia frecuente o gran esfuerzo para cumplir con tareas cotidianas y 36.1% reporta irritabilidad. 1 de cada 4 reportó insomnio frecuente y 28% desesperanza. El estrés parece producir ausentismo laboral en al menos 31% de participantes, lo que podría traducirse en un impacto económico cuantificable. El estudio también detecta signos que pueden indicar la presencia de contagio vertical de estrés (padres a hijos).

Uno de cada dos individuos percibe que los medios de comunicación son el principal canal de transmisión del estrés. El estudio detecta una correlación estadísticamente muy significativa entre exposición a medios y síntomas de estrés y trauma como angustia, irritabilidad, pesadillas e insomnio. 90% de nuestros encuestados reporta tener contacto con noticias y 75% indica que después de este contacto se siente peor. Otros factores de transmisión son rumores sobre actos violentos (45%), asalto a personas allegadas (44.5%), o el ver al ejército o la policía en retenes u operativos (43.7%). El 10% ha cambiado de residencia por efectos de la violencia; el 80% ha dejado de frecuentar lugares debido al miedo, y el 54% ha modificado su rutina diaria.

Si bien estos resultados no son concluyentes, y hay mucho más que indagar sobre el tema, tenemos ya evidencia científica para suponer que la violencia asociada al crimen organizado ha traído como una de sus consecuencias un incremento en los síntomas sugestivos de estrés post-traumático entre nuestra población, si estos se contrastan con investigaciones previas al 2006. Lo interesante es que la prevalencia de dichos síntomas no es exclusiva a los municipios más violentos del país, lo que indica que el estamos ya ante un fenómeno de contagio, siendo los medios de comunicación cruciales en la retransmisión.

En el proyecto México Con-Paz (http://bit.ly/zlxOL9) estamos trabajando en propuestas para atender y contrarrestar de manera integral los efectos psicosociales que la violencia está arrojando en México. Estamos demostrando que hay muchas clases de víctimas. Las mejores y más imaginativas soluciones no proceden de una sociedad que opera bajo el pánico o el terror. Eso convierte a éste, no en un tema de salud, sino de paz.

Twitter: @maurimm

9 respuestas a «Violencia y efectos psicosociales: el estudio»

  1. Pareciera que estamos acostumbrados a escuchar el término “violencia” en cualquier ámbito, sin que ya nos sorprenda. Lo cierto es que es falso. Por más próximos que estemos a saber de temas de esta clase, los daños no son mínimos. Este estudio me parece demasiado interesante por el contenido que está tomando la investigación. Vivimos en donde el estrés ya no es sólo un padecimiento, sino una enfermedad que está en la sociedad. Y es, muchas veces, a causa de la violencia.
    Hay una parte de la nota que menciona que uno de cada dos individuos percibe que los medios de comunicación son el principal canal de transmisión del estrés. Y, ¡cómo no! Si hasta en telenovelas y caricaturas la violencia o los estados de tensión emocional se hacen presentes (Y eso que muchos medios maquillan la situación). De tal forma que nos exponemos día a día a un sinfín de actos violentos que, lógicamente, tienden a desencadenar daños no sólo mentales y emocionales, también físicos. Prueba de esto es el alto nivel de gastritis y colitis que últimamente se hace presente en los mexicanos.
    Estoy de acuerdo en que el escenario es grave; porque viviendo con angustia, nerviosismo y estrés, se afectan todas las actividades; tanto el ánimo, como las laborales, familiares y hasta sociales.
    No dejemos aparte el malestar que está desencadenando el crimen organizado. Es, a mi parecer, el punto con mayor importancia en esta nota. La reportera reconocida, Marcela Turati, en su libro Fuego cruzado, retrata la realidad que viven los niños; al quedar huérfanos por los actos del crimen organizado. Es muy delicada la situación que enfrentan las personas que viven en zonas donde el crimen organizado es el responsable de traumas psico-emocionales (Si no es que ya lo es en todo el país).
    Aunado a todo esto, no hay en el país un método 100% eficaz, que además sea accesible para el público, ayude con terapias a la población enferma a causa del miedo, la depresión, ansiedad y estrés. Es una cuestión verdaderamente alarmante. Y todos somos víctimas de al menos alguno de estos casos.

  2. La violencia es un mal que siempre nos ha aquejado a los seres humanos, podría decirse que es inherente a la condición humana; pero lo que ha sucedido en tiempos recientes ha adquirido dimensiones desproporcionadas, sobretodo si se afecta la vida cotidiana de personas que incluso viven en ciudades más tranquilas. El efecto de paranoia que causan los medios de comunicación también es algo del pasado y a veces pasaba inadvertido. Actualmente está importancia de que los medios tengan un código de ética y un tratamiento responsable de las noticias es algo que afortunadamente es más común escuchar. Por ejemplo el estudio estadístico de los efectos de la violencia, considero que es un paso importante para empezar a identificar el problema y poder contrarrestarlo. Como se menciona en el texto, una sociedad enferma física o mentalmente no puede aspirar a vivir plenamente, trabajar, divertirse y sobresalir. El tema se presta para mucho, en el norte del país las condiciones y la calidad de vida han bajado mucho, la gente necesita con urgencia la atención especializada para sanar una sociedad que está enfermando poco a poco.

  3. La violencia ha incrementado en nuestro país en los últimos años. Cada vez escuchamos y vemos cosas peores. Cosas que nunca habíamos visto, la crueldad del hombre ha aumentado también. La mayor parte de esta violencia proviene del crimen organizado, con el cual se ha sostenido una lucha, que a mi parecer es un error porque combatir violencia con violencia, sólo genera todavía más de ésta.

    Este estudio que hicieron recientemente revela que la violencia nos afecta a todos de alguna forma. Aunque no nos ataquen a nosotros, nos afecta indirectamente ya que nos enteramos de que a alguien cercano a nosotros le pasó y con ello pensamos que algún día nos pasará también eso. En este país ya nadie está exento.

    Los medios de comunicación se han encargado, por una parte, a difundir muchas de las cosas desagradables que ocurren en nuestro país. Con ello, de cierta forma también pretenden infundir el miedo a la población. Que de alguna manera les ayuda, ya que un pueblo con miedo, es un pueblo que no dice absolutamente nada. Por otra parte, también ocultan mucha información o la presentan a su conveniencia.

    Me parece excelente idea la que propone el proyecto México Con-Paz; porque como ya se vio en el estudio, la violencia no afecta no sólo una parte de nuestra vida, sino que afecta la vida laboral, social, familiar y hasta la salud mental. Por ello es fundamental que empiecen ese tipo de programas en los cuales intentan contrarrestar los efectos psicosociales que la violencia está arrojando en México. Considero que no sólo queremos paz, sino que esto ya se convirtió en una necesidad.

  4. Como ya han comentado, la violencia de nuestros días ha logrado colarse hasta en la sopa; se ha vuelto un concepto básico de nuestro vocabulario. Se dice que a partir del nombramiento de algo, ese algo se vuelve existente. Es claro que el decir a diario la palabra violencia no es modo de incrementarla, pero sí de volvernos indiferentes, cada día más, ante ella.

    La proliferación de actos violentos, físicos, verbales, psicológicos, nos ha vuelto insensibles ante ellos. Para la sociedad se ha vuelto algo común. Es más, no sólo ellos son violentos, nosotros somos violentos, y lo peor de todo es que no nos damos cuenta.

    No hace falta irnos a Ciudad Juárez para ser testigos de la violencia, la vivimos a diario, al cruzar la calle y ser violentadas con comentarios soeces, al aventarle el coche al de enfrente porque se quiere incorporar al carril, al no respetar los señalamientos, al hacer trampa. Esa también es violencia y sólo porque no hay sangre no la catalogamos como tal.

    Considero que la pérdida de valores es uno de los ejes conductores a este problema, que ahora ha alcanzado todas las esferas, la social, familiar, económica, laboral, etc. Al final, todo es un círculo vicioso: familia violenta-no educación-desempleo-delincuencia-violencia.

    Y sí, son importantes los estudios y las cuantificaciones que se hacen para darnos una idea de a situación, pero no es suficiente. Lo que hace falta es trabajar conjuntamente de manera correcta, no porque voy a recibir algo a cambio, sino porque simple y sencillamente es lo correcto. Se debería implementar una política, una corriente que se llame: «Hacer lo correcto por hacer lo correcto». No sé cuál sea la solución a este problema, pero me queda claro que la que sea que fuere tendría que ser integral, que incluya todos los niveles y las problemáticas sociales.

  5. Desde el nacimiento de los medios de comunicación se han hecho necesarios los estudios acerca de los efectos que éstos pueden causar en sus receptores. En 1920 y hasta 1940 se creía en la omnipotencia de los medios; se creía que era tal el impacto que dejaba en los espectadores que éstos últimos estaban casi dispuestos a realizar todo lo que un medio le dictara. Con los años, esa percepción ha cambiado, sin embargo no ha descartado que los medios de comunicación provocan en su público cambios cognitivos y sociales. Es justo lo que vemos reflejado actualmente en la sociedad mexicana, la cual se ha visto afectada de una u otra manera por los medios que principalmente han tratado el tema de la violencia en el país de manera obsesiva, generando miedo y desconfianza del lugar en el que se desenvuelven diariamente. Ésta, es una de las principales causas que intervienen en la salud mental del receptor, llevándolo a sentir angustia, estrés y ansiedad al momento de enfrentarse y llevar a cabo sus actividades rutinarias. El estudio de los efectos de los medios de comunicación es indispensable y más cuando se debe cambiar y cuidar la manera en la que los mensajes son tratados y emitidos para los distintos públicos, a quienes puede beneficiar o afectar dicha información.

  6. T.

    Sí, la violencia se ha convertido en causa de los muchos males psicológicos y corporales que seguirán presentándose a medida que sea más promovida no sólo por medios de comunicación, sino por la simple correlación social. No hay que culpar sólo a quienes muestran la violencia, pues muchos somos quienes la consumimos, la provocamos, la gozamos, y la terminamos por aceptar por más mínima que ésta sea.
    La violencia no está sólo en los encabezados de los periódicos o en alguna muestra mediática, es palpable en el día a día en las mismas relaciones con otras personas, pues nuestra incapacidad de aceptar las diferencias existentes hacen que se recaiga en una especia de batalla interminable por destruir al otro: las mismas marchas anti violencia son una antítesis de su discurso.
    Me parece que la violencia o los términos actuales con los que se refiere a ella, como el bullying, son sólo el pretexto para un tipo de control que usa esta fuerza y el terror de caer ante situaciones similares para justificar acciones gubernamentales, políticas, sociales, y de algunas organizaciones que abrazan esta temática para beneficiarse completamente de ella de una manera escrupulosa y superficial, sin estar al tanto que los grandes iniciadores de tal catástrofe justo suelen ser quienes dicen rechazarla.

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